
«Seguiré adelante, soy un zorro fuerte y mi padre me enseñó a cazar, no debo asustarme». Así que se puso en camino; después de un largo caminar vio a los lejos un bosque.
«¡Comida!», pensó, y se dirigió a ella corriendo con desesperación.
Llegó al bosque cansado y sediento, olfateó el aire y siguió su instinto animal, pronto encontró un riachuelo en donde bebió agua hasta saciarse. Luego de descansar un poco escuchó revolotear tiernos pichones, a los cuales comenzó a perseguirlos hasta alcanzarlos, los devoró y así satisfizo su hambre. El cansancio le hizo dormirse y durmió toda la tarde. Al despertarse era ya de noche y vio que sobre él se posaba una brillante luz, era la luna cuyos brazos de plata le cubrían, se sintió muy bien, miró a ver de dónde venía tan exquisita luz y luego de moverse un poco divisó entre el follaje de los altos árboles, a la luna, inmensa, bella, cautivante, radiante. Era una inmensa reina acompañada de otras más pequeñas, pero hermosas también que con rutilante brillo posaban junto a ella. El zorro quedó anonadado, su pecho se inflamó, sus sentidos quedaron paralizados por un instante y se sintió como flotando en el aire tibio de la noche, estaba enamorado. La volvió a mirar y suspiró.

El zorro corrió con todas sus fuerzas, contendió con la gravedad como nunca nadie antes lo había hecho, su amor le hizo superar muchos obstáculos y desafíos, que ningún ser osaría siquiera intentarlo. Por fin estuvo al pie de la montaña.
—Ahora subiré y te pediré que vivas conmigo para siempre, amada mía.
El zorro corrió cuesta arriba, estaba agotado, no podía más y aún le faltaba un largo trecho, pero siguió adelante, hizo un gran esfuerzo, llegó a la cumbre arrastrándose, totalmente agotado. Estando en la cima se paró sobre sus patas posteriores y alargando sus patitas delanteras la miró con dulzura y dio un salto hacia ella para abrazarla y besarla, pero no pudo alcanzarla, se dio cuenta que estaba aún más alta, entonces el zorro triste y cansado por el enorme sacrificio, murió.
La luna compasiva al ver lo que había hecho el zorro por su amor, lanzó sus brazos de fulgurante luz hacía él, y el cuerpo inerte del zorro comenzó a elevarse y a elevarse hasta que por fin cumplió su sueño de estar en los brazos de su amada luna.
Y colorín colorado, este cuento peruano se ha terminado.
1 comentario:
Cuál es la fuente prinaria de esta historia? La encontrado adaptada por el Ministerio de educación. Gracias.
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